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Florentino Paredes: “Hay que revertir el complejo de inferioridad sobre el uso de la variedad del español que se habla en las islas”

Florentino Paredes, catedrático de Filología de la Universidad de Alcalá de Henares, imparte en el Campus de Etnografía y Folclore de Ingenio, una conferencia sobre las creencias y actitudes hacia las variedades del español en el siglo XXI

Florentino Paredes, catedrático de Filología de la Universidad de Alcalá de Henares ofrece el día 16 de julio, a las 20:00 horas, una conferencia en el marco de la segunda jornada del Campus de Etnografía y Folclore de la ULPGC que se celebra en Ingenio con motivo de la XXIV edición del Festival Internacional de Folclore que impulsa Coros y Danzas, en la que se referirá a la variedad lingüística canaria y sus peculiaridades dentro de la norma del español, incidiendo en algunas investigaciones recientes en las que se encuentra implicado. Su actividad investigadora se desarrolla en los campos de la dialectología, la sociolingüística, la historia de la lengua y la enseñanza del español.

Uno de esos trabajos impulsado dentro del Proyecto para el estudio de las creencias y actitudes hacia las variedades del español en el siglo XXI en el que participan catedráticos de 36 universidades del mundo hispanohablante, analiza el léxico disponible en Madrid, Las Palmas de Gran Canaria y Málaga, utilizando una metodología que contempla una muestra representativa de todos los estratos sociales de dichas comunidades. Según señala el catedrático “el modo de relacionarnos con un entorno específico y concreto impone un léxico común y cotidiano en los hablantes”. Paredes, que ha estudiado asimismo la percepción que los propios canarios poseen de su habla y la que tienen el resto de hispanohablantes sobre la variedad de las islas, señala que los isleños seguimos manteniendo “un complejo de inferioridad sobre otras maneras de expresión del español peninsular porque no la consideramos modélica. Los lingüistas seguimos luchando contra esa percepción aún muy arraigada históricamente en la sociedad”, añade, “aunque curiosamente para la inmensa mayoría de los hispanohablantes la variedad canaria está muy bien valorada, solo por debajo de la caribeña y chilena. La ‘ese’ aspirada típica de la modalidad dialectal de las islas caracteriza a su habla frente a la de los castellanos y supone un valor añadido de su variedad lingüística y por ello no hay que tener reparo alguno en valerse de ella. La mayor parte de los prejuicios que los canarios tienen sobre su habla están motivados por la falta de conocimiento. Por eso es tan importante el papel desempeñado en estos 20 años por la Academia Canaria de la Lengua: a medida que se estudia y se proyecta la modalidad lingüística hablada en el Archipiélago Canario, más será apreciada, respetada y las generaciones jóvenes terminarán empoderándose de ella”.

Paredes, que es autor de más de un centenar de artículos y trabajos de investigación, estima que “no existe un lugar en donde se hable mejor o peor el español. Hablamos mejor o peor en función de la educación que hayamos recibido y del interés que tengamos por expresarnos adecuadamente”.

El catedrático apunta que asistimos actualmente a una curiosa paradoja: “Estamos en la era en la más se escribe, pero en la que menos cuidado se tiene a la hora de escribir”. Lamenta que “ha existido cierta desidia en la escuela a la hora de exigir mayor atención hacia la lengua escrita, que es la que otorga unidad al español. A un hablante culto se le exige que domine bien la lengua escrita. Los nuevos modelos de escritura celular surgidos al cobijo de la irrupción de los dispositivos digitales se manifiesta en la mayoría de las ocasiones en los jóvenes como una diferencia generacional que se reivindica a propósito. A lo mejor debemos insistir en que los nuevos dispositivos pueden convertirse en aliados del aprendizaje del leguaje y de los niveles de competencia en ortografía en la escuela”, apunta Paredes que se declara “no tremendista” ni preocupado por esta nueva realidad.

“El lenguaje es lo que nos diferencia e identifica del resto de seres vivos del planeta. Nos marca mucho más de lo que imaginamos y, por tanto, cualquier cambio tiene repercusiones. Los adolescentes manifiestan su rebeldía y divergencia modificando voluntariamente la norma y los sistemas lingüísticos para llamar la atención”, subraya el catedrático. “Lo fundamental es que todo hablante sea capaz de cambiar de registro; si alguien está escribiendo un mensaje con el móvil y utiliza ciertos sistemas de abreviación por economía de medios, no es algo reprobable, pues las abreviaciones han existido siempre. El problema surge cuando no se es capaz de cambiar de registro ni de redactar un texto en un examen y se utiliza también ese sistema de abreviación, sin tener en cuenta las reglas ortográficas”.

Un informe realizado hace unos años por un conocido fabricante de telefonía móvil sobre hábitos de escritura en España que interrogaba a los jóvenes sobre cuáles eran los principales beneficios de la escritura a mano, concluía que un 65 por ciento lo hacía para “no perder el conocimiento de las reglas de ortografía” y, otro 60, para “no perder en la calidad de la redacción”.

La conclusión es clara para Florentino Paredes: “Los adolescentes quieren seguir escribiendo a mano, pero no lo hace bien del todo porque en su universo la ortografía y la gramática no viven buenos tiempos”.

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