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- El Premio Canarias de Deporte 2015 y Vicerrector de Estudiantes y Deportes de la ULPGC alerta sobre el deterioro de la institución tras las irregularidades surgidas en el seno de la universidad pública
¿Dónde se encontraba usted en 1989?
En 1989 me encontraba ejerciendo las funciones como Médico del Deporte y dirigía el Centro Canario de Apoyo al Deportista de la Dirección General de Deportes del Gobierno de Canarias, centro referente para el control y seguimiento de los deportistas canarios y donde se ubicaría posteriormente la Comisión Antidopaje de Canarias. Por tanto, ejercía labores de control y seguimiento de nuestros deportistas de alto rendimiento fundamentalmente.
¿Participó usted en la manifestación a favor de la ULPGC? Si es así que recuerda de esos momentos…
Ese día estaba fuera de la isla, en una reunión en el Laboratorio de Control de Dopaje del Consejo Superior de Deportes, en Madrid, pero hay momentos en que, sin estar físicamente, tienes puesta la mirada en ese lugar, sabiendo lo que podía significar esa manifestación, con todo el movimiento previo a la misma. Recuerdo sin duda cómo se iban adhiriendo desde todos los espacios sociales a la necesidad de conseguir el mejor de los objetivos, que no era otro que la Universidad para Las Palmas de Gran Canaria.
¿Cómo hubiera sido Gran Canaria si no se hubiera conseguido la ULPGC?
Seguro que hubiera sido una isla diferente, en la que se palparía una mayor diferencia social y donde el derecho a la formación no se hubiera consolidado, donde unas cuantas generaciones habrían perdido el paso de la igualdad y donde aún hoy día, estaríamos lamentándonos de lo que se habría perdido por el camino. Seguro que estaríamos en el otro lado del progreso.
¿Qué aportó a la sociedad grancanaria la llegada de la ULPGC?
Le cambió la cara, le puso color y la transportó a la construcción de una sociedad mucho más justa, mejor preparada, con menor desigualdad y donde el objetivo de la educación sin distancia, alcanzaba el mayor de los valores, claramente puso en marcha el motor del desarrollo educativo, social y económico, pero no solo de la sociedad grancanaria, sino que alcanzó a toda la provincia y al resto de la comunidad.
En diferentes encuestas que salen publicadas todos los años, la educación y los alumnos canarios no salen muy bien parados respecto al resto del país.
¿Qué hay de cierto en ello?
Construir una opinión sin conocimiento y trasladarla, es el peor de los enemigos que nos puede tocar, comparar evaluaciones, mezclar informes, llevan un interés determinado, así, las comparaciones que se han realizado entre los datos del informe PISA y los de la EBAU para llegar a la conclusión de que el sistema de la selectividad es injusto por su desigualdad, no tiene fundamento, ya que son conceptos incomparables al no tener ni un solo punto en común.
La EBAU es una evaluación curricular, basada en la legislación española (70%) y autonómica (30%), y en la que participa de forma voluntaria quien ha superado el bachillerato previamente, mientras que el informe PISA es competencial, no tiene en cuenta las características curriculares del sistema educativo del país y en el informe participa el alumnado según su edad –entre 15 años y 3 meses, y 16 años y 2 meses–, independientemente del curso en el que esté matriculado, por lo tanto existe un porcentaje significativo de alumnado que participa en el informe PISA y que no hace la EBAU, lo que ya sería un factor suficiente como para demostrar la demagogia que supone vincular linealmente los resultados de una y otra prueba.
¿Corren buenos tiempos para la Universidad y los estudios universitarios en general?
Creo que no corren los mejores tiempos para la universidad pública española, después de haber padecido, al igual que la sociedad, una importante crisis, con dificultades de financiación, donde se ha impedido la posibilidad de sustituir al profesorado que se jubila, generando un envejecimiento de la plantilla, con lo que ello supone y la noticia de importantes irregularidades en el seno de una universidad pública, aunque esta haya tenido nombres y apellidos definidos, no son la mejor de las noticias para defender los tiempos que tocan y como por desgracia, todo se generaliza, tenemos el gran problema, por eso es muy importante el compromiso de defender el trabajo honesto de la inmensa mayoría de la comunidad universitaria pública.
¿Y para la ULPGC en particular?
Como universidad pública y social que somos, sufrimos similares situaciones a las universidades públicas españolas. Ya nos gustaría poder recibir lo que nos corresponde por lo que hacemos, y por el compromiso que mantenemos con la sociedad, a la que continuamente sabemos que tenemos que devolverle lo que nos ha dado para poder ir mejorando día a día.
Hace 30 años estudiar una carrera era sinónimo de empleo y posición social. ¿Qué ha cambiado en este tiempo para que no sea así?
Han cambiado muchas cosas y han cambiado las necesidades de la sociedad, por eso la necesidad de adaptarnos a esas nuevas demandas sociales y laborales en todos los ámbitos, y en eso estamos continuamente, unido además a todos los problemas sociales que se han ido acumulando y que han paralizado todo lo bueno que se estaba haciendo.
¿Todo el mundo puede estudiar en la ULPGC?
Todo el mundo que quiera estudiar y esté comprometido con el estudio, sí. Capacidad, mérito e igualdad es la trilogía, por eso siempre indicamos que no permitimos que un buen estudiante no pueda estudiar y se nos quede en el camino, ya que, si lo es, puede estudiar a través de las diferentes becas que conceden las administraciones públicas, ya sea Ministerio, Gobierno de Canarias y Cabildos, para posteriormente participar nosotros con las becas propias de la ULPGC y de otras entidades de índole social que contribuyen al compromiso del valor de la educación.
¿La ULPGC se ha adaptado fácilmente al mundo digital?
Tenemos una oferta formativa importante y de calidad a través de un Centro Estructura de Teleformación (Formación No Presencial), donde se ofertan múltiples titulaciones y que tiene una importante demanda de aquellos estudiantes que ven complicada su formación por su actividad laboral o de cualquier otra índole.
¿Cómo se imagina la ULPGC dentro de 30 años más?
Me gustaría imaginarla como una Universidad que cubre todas las necesidades formativas y de investigación de la sociedad canaria, que participa activamente en la consecución de los objetivos sociales que se demanden, con un sector empresarial apoyando de manera incondicional y que a través de los correspondientes gobiernos, recibe la financiación que le corresponde, para así poder desarrollar todos aquellos proyectos que sean capaz de generar, sin olvidar nunca su origen social.